Con el tiempo que está haciendo este verano, hacernos una escapada al campo, a una casa rural cerca de las montañas, nos ayudará a huir de este calor bochornoso.
Actualmente, hay tal oferta de turismo rural que podemos visitar la parte de España que nos apetezca.
Cuando yo era niño y queríamos ir al campo una temporada, la única alternativa era irnos al pueblo. Eso, aquellos que sus padres procedían de una zona rural y habían emigrado a la ciudad. Luego, desde casa de los abuelos, como los padres estaban de vacaciones, podían coger el coche y llevarnos a un pantano cercano o a conocer los parajes naturales de la zona.
La visita al pueblo era obligada en periodos vacacionales: navidad, semana santa y en agosto, que además coincidía con las fiestas mayores del lugar. Para los niños, aquellas escapadas eran una bendición. Además de reencontrarte con la familia, conocías otros estilos de vida. Para los padres era un ejercicio restaurador. Volvían a sus orígenes y escapaban por unos días de la vorágine de la gran ciudad.
Ahora ya no tenemos pueblo donde ir. Desde que se murieron los abuelos y nuestros padres son mayores, ya no vamos por allí. La casa del pueblo se vendió. Era un gasto tonto pagar cada año la contribución, la luz, el agua y tener que contratar a un familiar lejano para que enjalbegara el patio e hiciera un poco de mantenimiento. Todo para al final no disfrutarlo.
Aun así, se echan de menos aquellos paseos por el campo. Cuando te ibas al río, a bañarte o a pescar. Por suerte, actualmente se ha desarrollado tanto el turismo rural que, siempre que te apetezca, te puedes escapar una temporada al campo, en cualquier parte de España, aunque no sé tu pueblo. Bueno, el pueblo de tus padres. Que también era un poco tuyo.
Mi amiga Asun, que su familia procede de un pueblo de Palencia, es una gran amante del turismo rural. Este agosto está pensando en marcharse una semana a Burgos, le apetece ver la catedral. Pero no piensa alojarse en un hotel de la ciudad castellana, no. No va a salir de Barcelona para ver más asfalto, para eso se queda en casa. Me dice que ha encontrado una casa rural llamada Camino Blanco, en el pueblo de Ibeas de Juarros, a 10 minutos en coche de la capital. La idea es relajarse en el campo y si le apetece ir a comer o darse un paseo por Burgos, cogerá el coche.
Si te apetece, puedes hacer lo mismo que mi amiga. No tienes por qué irte a Burgos. Tienes ofertas de turismo rural en todas las provincias. Te comentamos en este artículo por qué estas escapadas son una buena idea.
Los beneficios de unas vacaciones en el campo.
El blog de turismo rural Rus, que trata sobre las maravillas naturales de la Sierra de Cazorla y Segura, dedica un artículo muy interesante a relatar los beneficios del turismo rural. Estos son los 4 que considera más importantes:
- Turismo económico. Tendríamos que decir que es un turismo para todos los bolsillos. Pues como pasa con otros alojamientos turísticos, los puedes encontrar más caros y más baratos. Mejores y peores. Lo cierto es que en el campo gastas menos que si visitas una ciudad o te tiras quince días en la playa.
- Te recuperas del estrés. El entorno rural es el mejor lugar para desconectar de la rutina diaria. Te sumerges en un entorno completamente distinto, donde el tiempo y la actividad llevan otro ritmo. En el blog recomiendan que te desconectes de la tecnología, que pongas el móvil en modo avión y que te decidas a explorar las rutas y los tesoros naturales que hay cerca de tu casa rural.
- Un lugar idóneo para los niños. Si tienes niños, el campo es beneficioso para ellos en todos los aspectos. Entran en contacto con la naturaleza, aprenden a respetarla y a cuidarla, pueden correr y jugar libremente por donde quieran, y ven cosas que no pueden ver en la ciudad.
- Conoces nuevas culturas. Una escapada rural tiene un aspecto de viaje cultural. Conoces tradiciones y costumbres del lugar que visitas. Desde cómo es su gastronomía o su artesanía típica hasta como se plantean las actividades del campo. ¿Qué cultivos tienen? ¿Qué ganadería? ¿Cómo cuidan el entorno natural? Lo mejor de todo es que si te mezclas con la población local, que por lo general suele ser bastante hospitalaria, lo descubres de primera mano. No es que estés viendo un documental o visitando una exposición donde te lo explican, no, lo podrás ver con tus propios ojos.
Un turismo sostenible.
Yo que vivo en Barcelona y que he vivido en Palma de Mallorca, he visto los estropicios que puede llegar a provocar el turismo masificado.
Sabemos que el turismo es un sector importante de la economía, y que representa una importante fuente de trabajo y riqueza; pero, que no puedas pasear un sábado tranquilamente por las Ramblas, porque aquello está saturado de turistas, o cada vez que te acerques a la Sagrada Familia te asalten una cola de comerciantes intentando venderte todo tipo de souvenirs, es un poco incómodo. No lo vamos a negar.
Antes los barceloneses podíamos disfrutar gratis del Parque Güell, ahora, la entrada tiene un precio prohibitivo, que parece que vas a visitar un parque temático de atracciones. Supongo que el ayuntamiento y los operadores que lo gestionen sacaran cuantiosos beneficios, pero han privado a los ciudadanos de uno de los tesoros de la ciudad.
El turismo también tiene repercusiones directas sobre las condiciones de vida de los habitantes de la zona. Los alquileres de los pisos se disparan. Es imposible encontrar un alquiler decente en el centro de Barcelona o de Palma de Mallorca. Están planificados para alquilárselos a los turistas por unos días. Los propietarios sacan más con un par de alquileres cortos de lo que sacarían alquilándote el piso durante un año entero. Como consecuencia, la población local tiene que irse de la ciudad para poder vivir.
Hay barrios que se han desnaturalizado. En el centro de Málaga, la población residente es algo testimonial. Como consecuencia, los precios de los productos que venden en las tiendas están inflados, y lo mismo pasa con los de los bares y restaurantes. Si te apetece tomarte algo en esas zonas, prepárate a que te peguen un sablazo.
El blog del banco BBVA define el turismo sostenible como aquel que es respetuoso con el medioambiente y con la cultura local. Esto es lo que encuentras con el turismo rural. Un turismo que no es invasivo y que lo que pretende es promocionar los atractivos naturales y culturales de las zonas rurales, al tiempo que redunda económicamente en ellas.
No expulsa a la gente de su territorio, sino que invita a los demás a que lo conozcan. No ataca el entorno natural, sino que protección. El simple hecho de que los turistas visiten un espacio natural, obliga a las administraciones a que inviertan dinero y destinen recursos para preservarlo.
Unas vacaciones para descansar.
Las vacaciones, además de proporcionarnos un tiempo de ocio del que no disponemos habitualmente, están ideadas para descansar. Es una necesidad para que el trabajador continúe trabajando y sea productivo. Si durante sus vacaciones, el trabajador no descansa, se reincorporará a su puesto de trabajo más cansado que cuando se fue.
Si huyes del tumulto de la ciudad y te metes en uno aún mayor, como sucede con algunos destinos vacacionales masificados, poca tranquilidad vas a encontrar.
Esto sucede en algunas zonas de playa. Terminas tan estresado como en tu rutina habitual. Pasas las vacaciones con prisas, no tienes opción de disfrutarlas. Tienes que levantarte temprano para tener un buen sitio en la playa. Si te relajas, cuando llegues, no tienes sitio donde colocar la sombrilla. Si te vas con tu pareja o con la familia a comer a un restaurante, tienes que ir corriendo para coger mesa. Si no encuentras una mesa libre, terminas recorriéndote todos los restaurantes del paseo marítimo preguntando si tienen plaza para al final comer en el local que te dejan, no donde te apetece.
El viaje de llegada y el de salida es otro momento crítico. Quieres salir antes que nadie para no verte inmerso en una caravana. Para no quedar atascado durante horas en un embotellamiento. Desde luego, así, con prisas todo el tiempo, no hay forma de descansar.
Gracias a que el turismo rural no está tan masificado, puedes tomarte las cosas con una mayor flexibilidad. Puedes disfrutarlas. El turismo rural está pensado para cuidarte y para que tú te cuides. No para que tengas que adaptarte a las circunstancias. Puede que no sean unas vacaciones tan emocionantes, si llamamos emociones a los imprevistos. Serán unas vacaciones para descansar.
Viajar al campo una temporada te ayudará a alejarte del calor y de todas estas cosas que en tu día a día te agotan y te sacan de quicio.