¿Cómo es estudiar un año en Estados Unidos?

Estudiar en Estados Unidos

Enviar a nuestros hijos un año a estudiar al extranjero es una de las opciones que más popularidad está alcanzando entre los padres para mejorar la formación de sus hijos, principalmente para perfeccionar el inglés. Entre los destinos escogidos, los Estados Unidos es uno de los más habituales. Te contamos cómo es estudiar un año de secundaria en este país.

Para sumarse a un programa de intercambio o cursar un año de estudios en Estados Unidos, la enseñanza secundaria es el periodo lectivo más accesible. No es que un estudiante no pueda matricularse en una universidad norteamericana, pero sí es más complicado y más costoso. De entrada, en las universidades norteamericanas es la propia universidad quien acepta por carta al estudiante. Previamente, el aspirante debe remitir una solicitud por escrito al centro para que pueda ser tenido en cuenta. No es como en España que basta con aprobar la E.V.A.U. con una calificación por encima de la nota de corte de la carrera y tramitar la preinscripción.

Para la enseñanza secundaria, sobre todo en los programas de intercambio, el alumno puede inscribirse al plan J-1. Un programa oficial gestionado por el gobierno de los Estados Unidos, que lleva funcionando desde 1961, por el cual el estudiante puede estudiar un año en un Instituto Público (Hight School) y convivir con una familia americana voluntaria. Eso sí, el aspirante no podrá escoger ni la familia, ni el instituto, ni la localidad. La cual es asignada por el gobierno norteamericano y suele coincidir con ciudades pequeñas.

Para sumarse a este programa o a cualquier otro es necesario realizar una serie de trámites que incluyen la solicitud de una Visa de estudiante. Trámites, por cierto, algo farragosos. Por suerte, muchas agencias se encargan de realizar estas gestiones. Es el caso de Diego Ramos, que envió a su hija a estudiar 4º de la ESO a un instituto de Texas, y la agencia CLS-Idiomas, una agencia que se dedica a organizar cursos de intercambio en el extranjero, se encargaron de todo y llevaron un seguimiento de la estancia de la niña en EE.UU. durante el curso.

Así es la vida de un estudiante español en Estados Unidos.

Vicky, una chica española que estudió segundo de bachillerato en Estados Unidos, cuenta a la revista Ices-Spain como aquella experiencia le cambió la vida.

Ya había hablado con su familia la posibilidad de cursar un año de secundaria en Estados Unidos. Sin embargo, no fue hasta segundo de bachillerato que se sintió preparada para hacerlo. En su cabeza estaba estudiar algo relacionado con audiovisuales, pero también le apetecía probar algo nuevo.

Durante el año de bachillerato que estudió en América se alojó en casa de una familia que vivía en un pueblo de apenas 200 habitantes. Una de las características que más le llamó la atención es el carácter hospitalario de los norteamericanos. Su familia de acogida le trató desde el principio como si fuera un miembro más de la familia. La integraron en sus costumbres diarias y se esforzaban porque la chica entendiera y se sumara a las tradiciones del lugar.

Ese carácter inclusivo lo percibió también en el instituto, donde tanto profesores como compañeros hacían todo lo posible para que se sintiera integrada. Tanto en las clases como fuera de ellas.

Algo que le llamó la atención es como, a pesar de su corta edad, todo estaba perfectamente organizado. Desde la hora en la que pasaba el autobús escolar a recogerla, hasta el horario de las clases y los descansos.

De todos modos, lo que más le llamó la atención fue el sistema educativo. Tan diferente al español. Muy ligado a la práctica y a comprender los conceptos y saber aplicarlos, más que a memorizar datos. Tanto le gustó, que decidió por seguir estudiando allí.

Diferencias entre el sistema educativo español y el norteamericano.

Alex González, otro estudiante español, cuenta a la web de guías de estudio Hot Courses Latinoamérica las diferencias que ve entre el sistema educativo español y el norteamericano. Él las resume en estas 4:

  • Duración del curso y estructura. El curso lectivo en Estados Unidos empieza en agosto y termina en mayo. A diferencia del curso en España, que se divide en tres trimestres, en Estados Unidos hay dos semestres. Uno que termina en diciembre y otro que termina en mayo.
  • Flexibilidad en los planes de estudio. El sistema norteamericano se caracteriza por una flexibilidad total a la hora de elegir asignaturas. Aparte de una serie de asignaturas troncales que son obligatorias como en España, tales como Matemáticas o Lengua, el alumno tiene una gran variedad de materias o actividades que tienen el valor de una asignatura optativa. Estamos hablando, por ejemplo, participar en un deporte o trabajar en el periódico del instituto. Al final, para pasar de curso necesitas cubrir un mínimo de créditos y a cada asignatura o actividad se le asigna unos créditos determinados.
  • Las clases y la evaluación. En Estados Unidos las clases son abiertas y están determinadas por materias. El ratio de alumnos por aula es de entre 15 y 20, y se le da la opción al alumno de escoger la clase en la que quiere estar. Otra de las diferencias es el sistema de puntuación. En España se valora al alumno con notas que van del 0 al 10. En Estados Unidos solo hay 4 calificaciones (A, B. C y D) Siendo la A la nota más baja (muy deficiente) y la D la nota más alta (Excelente). En España se le da mucho valor a los exámenes. En Estados Unidos se guían por un sistema de evaluación continua donde tienen más peso los trabajos encargados durante el curso y la participación en clase que los exámenes en sí.
  • Una formación muy práctica. Otro de los rasgos de la enseñanza norteamericana es su carácter práctico, ligado a los conocimientos que exigen las empresas en el mercado laboral. Al mismo tiempo, la multitud de actividades que se organizan en los institutos y que, como hemos visto antes, tienen el valor de una asignatura, permiten a los alumnos explorar diferentes áreas y encauzar su formación desde un principio hacia aquellas que les parecen más interesantes. Alex nos pone un ejemplo. En su clase de informática, el profesor dedica 10 minutos escasos a explicar teoría. El resto de la clase, los alumnos se ponen a trabajar con programas informáticos como el Photoshop, el Adobe Premier o el InDesign realizando un trabajo o un encargo asignado.

Beneficios de estudiar un año en Estados Unidos.

Desde luego, estudiar un año de secundaria en Estados Unidos tiene más beneficios para el alumno que la simple mejora de su dominio del inglés. Que desde luego no es un tema menor. Estas son algunas ventajas de esta experiencia educativa:

  1. Inmersión cultural. Estudiar en Estados Unidos permite a los estudiantes sumergirse en una cultura diferente, conociendo tradiciones, costumbres y modos de vida que le enriquecen personalmente. Esta experiencia fomentará su tolerancia y respeto por otras culturas, lo cual le va a ser muy útil en la vida tanto a nivel personal como profesional.
  2. Desarrollo de la independencia. Este es otro aspecto enriquecedor a nivel personal. Vivir lejos de casa ayudará a los estudiantes a desarrollar su autonomía y a coger responsabilidades que les permitirán manejar situaciones cotidianas por ellos mismos. Esta independencia fortalece su autoconfianza y prepara a los jóvenes para la vida universitaria y laboral.
  3. Mejora académica y flexibilidad. El sistema educativo estadounidense ofrece una gran flexibilidad en la elección de las asignaturas, lo que permite a los estudiantes explorar sus intereses académicos y futuros caminos profesionales. Este formato fomenta habilidades como el pensamiento crítico y la creatividad.
  4. Contactos y oportunidades de colaboración. Los estudiantes internacionales tienen la oportunidad de hacer conexiones con compañeros de clase, profesores, familias anfitrionas, creando una red internacional que puede serles útiles en un momento dado.
  5. Oportunidad de viajar y conocer nuevos lugares. Durante el año de intercambio en Estados Unidos, los estudiantes tienen la oportunidad de visitar diferentes ciudades y estados, lo que les ofrece una visión más amplia del país. Este tipo de viajes fomenta la curiosidad y el interés por otras culturas, y amplía el conocimiento cultural.
  6. Posibilidad de obtener becas internacionales. Al haber cursado parte de su educación en el extranjero, los estudiantes pueden ser más atractivos para universidades internacionales y acceder a becas específicas para estudiantes que han participado en intercambios. Estudiar un año de secundaria en Estados Unidos allana bastante el camino para aquellos estudiantes que quieren matricularse en una universidad norteamericana.
  7. Madurez emocional. Enfrentar desafíos personales y académicos en un entorno desconocido exige a los estudiantes desarrollar una mayor inteligencia emocional. Aprenderán a manejar sus emociones de una manera más efectiva y a enfrentarse a situaciones complejas con mayor madurez.

Como vemos, estudiar un año en Estados Unidos es mucho más que una formación académica. Es toda una experiencia vital que hará que el joven crezca tanto a nivel educativo como vital.