Dicen que la cara es el espejo del alma, pero lo cierto que es con el tiempo aparecen arrugas, descolgamientos de la piel, pronunciamiento de pliegues que hacen que no nos sintamos satisfechos con nuestro aspecto. Corregirlos cuesta menos que un tratamiento con cosméticos y para ello se emplean técnicas cada vez menos invasivas. Veamos algunos de los tratamientos de estética facial más utilizados en la actualidad.
Con el tiempo nuestra piel se vuelve menos elástica. Nuestro cuerpo produce menos colágeno. También es cierto que las irregularidades que aparecen en nuestro rostro no son, todas, producto de la edad. Confluyen un conjunto de factores como la exposición al sol, el estrés, factores genéticos, etc. La mayoría de estos efectos se pueden combatir de una manera rápida y eficaz. Los cirujanos de la Clínica Blanc, en Mahón (Menorca), indican que la tecnología ha avanzado tanto en este campo que actualmente se puede mejorar cualquier parte de la cara sin dejar ningún tipo de cicatriz ni evidencia de retoque estético.
Otra de las ideas extendidas en referencia a la estética facial es que son tratamientos muy costosos, solo al alcance de un reducido grupo de personas con un alto poder adquisitivo. Según publicó el periódico El Mundo, las mujeres españolas se gastan una media de 178 € anuales en productos cosméticos. Un tercio de ese presupuesto va dirigido a cremas antiedad. Sumado a lo largo de una vida es un desembolso económico que ronda los 8.000 €. Frente a eso, una sesión de bótox, en nuestro país, oscila entre los 200 y los 300 €. Un precio que para nada resulta excesivo puesto en perspectiva. La estética facial es una alternativa bastante eficiente para combatir esos signos que afloran en nuestro rostro. Estos son algunos de los tratamientos más demandados:
Bótox.
Es un tratamiento no quirúrgico que evita la cirugía, es indoloro y produce unos efectos inmediatos que se prolongan en el tiempo. Rara vez genera efectos secundarios. Con ellos se consigue suavizar las arrugas de expresión, las llamadas patas de gallo, y permite modificar ligeramente la posición de las cejas, mejorando la expresión de la mirada. También es recomendable para aquellas personas que tienen una excesiva sudoración de las plantas de las manos, de los pies y de las axilas, reduciendo la emisión del sudor.
Bótox es el nombre que reciben una serie de medicamentos producidos a partir de la toxina botulínica. Una proteína sintetizada segregada por la bacteria Clostridium botulinum. Se encuentra en estado líquido, por lo que se puede inyectar con precisión en aquella parte del cuerpo donde se desea que actúe. La proteína se encarga de relajar los músculos y reducir las contracciones. Debilita las terminaciones nerviosas, bloqueando los impulsos que llegan hasta ellas. La proteína botulínica inhibe la liberación de la acetilcolina, un neurotransmisor que interviene en la contracción de los tejidos musculares. A consecuencia de ello, los músculos permanecen paralizados y no se contraen. Es precisamente la contracción de los músculos de la cara, los que hacen que se acentúen las arrugas faciales de la frente, el contorno de los ojos y de los labios.
El bótox se lleva utilizando con fines médicos casi medio siglo, y los últimos 20 años en la industria estética. Gracias a ello se ha conseguido minimizar cualquier efecto adverso que pudiera tener en el organismo. Las infiltraciones de bótox son dosis bajas de proteína purificada que no dañan los músculos. Para su aplicación es recomendable recurrir a clínicas en las que hay una supervisión médica y se administra un fármaco de calidad, en su dosis correcta.
Peeling facial.
Es un tratamiento exfoliante que consiste en la eliminación de una parte de la epidermis para que esta se regenere de forma natural. Con él se eliminan las células muertas y se renuevan las capas superficiales. Logra mejorar la apariencia y textura de la piel.
Al aplicarlo en el rostro se eliminan manchas en la piel, marcas y arrugas poco profundas, consiguiendo un aspecto más fresco y juvenil. Con esta exfoliación se aumenta la producción natural de colágeno y se mejora la circulación de la sangre. La piel nueva regenerada es más suave y tiene menos arrugas.
En su aplicación se emplean productos químicos mínimamente invasivos, no producen dolor y para ellos no se requiere ningún tipo de anestesia, ya que actúan en la capa superficial de la epidermis.
Un peeling superficial es el que se realiza con ácidos Alfa Hidróxidos (AHA), son ácidos carboxilos, como el ácido glicólico que se encuentra de forma natural en la caña de azúcar, en el ácido lácteo del yogur o en el zumo de tomate. Exfolian la parte más superficial logrando una piel más suave y más resplandeciente. Sin embargo, no es recomendable para la eliminación de arrugas.
Cada vez son más frecuentes los peelings BHA, en los que se emplean ácidos Beta-Hidróxidos como el ácido salicílico, que tiene más capacidad para entrar en los poros de la piel. Con ellos se consigue controlar la excreción de sebo, el acné y se eliminan células muertas.
Un peeling más profundo es el que se realiza con el ácido retinoico. Este es aplicado en un ambiente médico por un cirujano plástico, un dermatólogo o un cirujano maxilofacial. Actúa en capas más internas de la piel y se emplea para eliminar cicatrices, arrugas y problemas de pigmentación. Con anterioridad se suele utilizar una exfoliación tipo Jessner en el que se combina ácido salicílico, láctico y resorcinol, en una base de etanol, con el que se rompen los puentes intercelulares de la epidermis.
Infiltraciones de ácido Hialurónico.
Son pequeñas microinyecciones que se utilizan para aumentar el volumen de los labios, corregir bolsas y ojeras o reducir arrugas en el contorno de la nariz. Como se señala en el periódico digital El Español, el ácido hialurónico es una sustancia natural que genera nuestro cuerpo y que está presente en multitud de órganos y tejidos. Forma parte de la matriz extra-celular plasmática que facilita el movimiento de las células, interviene en la cicatrización de las heridas y como lubricante en articulaciones como las rodillas, los codos, los hombros, etc.
Una de sus características es que es capaz de retener agua hasta mil veces su peso, por lo que es idóneo para rellenar zonas deprimidas, al mismo tiempo que las mantiene hidratadas. Es biocompatible con el cuerpo humano, se integra con facilidad en los tejidos, dando la apariencia de formar parte de los mismos. No da la apariencia de un retoque artificial. Para aplicarlo no se necesita intervención quirúrgica, tampoco requiere ningún tipo de anestesia, ni tiene efectos secundarios.
El ácido hialurónico se consiguió aislar por primera vez en la Universidad de Columbia por el farmacéutico alemán Karl Meyer y su colega norteamericano John Palmer en 1934. En 1942, el científico húngaro Endre Balazs lo utiliza por primera vez con fines médicos e industriales. Es una sustancia que no se puede reproducir en laboratorio, se obtiene por medios naturales, extrayéndola entre otras fuentes de la cresta de los gallos, la aleta del tiburón, del humor vítreo de las vacas o el cordón umbilical.
Antiaging facial no quirúrgico.
Es un método sin cirugía que se centra en detener y revertir el proceso de envejecimiento de la piel. Requiere un estudio exhaustivo de la piel del paciente, y con él se consigue reducir las manchas y arrugas, y acabar con el vello facial. De una forma no invasiva se aumenta la elasticidad, la tersura y la luminosidad de la piel.
Una variedad tradicional del atiaging o anti-envejecimiento era el rodillado dérmico. Un rodillo provisto de pequeñas agujas que enrollaban en la piel, estimulándola para que ella generara por sí misma colágeno. Con ello se conseguía reducir el efecto de cicatrices, líneas de expresión y arrugas causadas por el acné.
Actualmente, se emplean métodos más avanzados, como el láser ablativo, que destruye el tejido y fuerza al cuerpo a reemplazarlo por un tejido nuevo, o el láser no ablativo, que estimula la producción de colágeno, dejando el tejido intacto.
Con la IPL (Luz Pulsada Intensa) se consiguen eliminar arrugas, líneas de expresión y algunas cicatrices, obligando al cuerpo a reaccionar ante los estímulos recibidos.
De todos modos, el antiaging se centra en un estudio concreto de la piel del paciente. Analizando la causa de sus arrugas e imperfecciones y actuando en consecuencia. Con frecuencia implica la coordinación con otras especialidades, como con un nutricionista, para cambiar hábitos de alimentación en el paciente que afectan a su aspecto, o se toman medidas para frenar el estrés y el insomnio. Lo que se busca con este tipo de tratamiento es que el cuerpo del paciente rejuvenezca su piel utilizando sus propios mecanismos.
A todos nos gusta vernos con un rostro radiante y luminoso. Nos incomoda ver como la acentuación de determinadas señales lo estropean. Actualmente, existen diferentes tratamientos que combaten esas imperfecciones sin necesidad de pasar por un quirófano, con métodos poco invasivos y sin efectos secundarios. Su aplicación es más económica y visible que someterse a tratamientos cosméticos interminables de larga duración.