Los sentimientos, qué son y por qué es malo no expresarlos a tiempo

Hablar de sentimientos nunca es fácil. Expresar lo que sentimos en nuestro interior nos produce, a la mayoría de nosotros, incomodidad y rechazo. No es un tema con el que nos sentamos a gusto, no es algo que solamos hablar, sobre todo con extraños. Y, a no ser que nos encontremos con personas muy afines y con las que tengamos un gran nivel de confianza, son temas que vamos a preferir guardarnos para nosotros mismos.

Pero existen métodos que nos van a ayudar a expresar eso que guardamos dentro y que, en definitiva, es bueno dejar salir. Solo tienes que dejarte llevar.

 

El origen de los sentimientos

Existen varias teorías del origen de los sentimientos en el ser humano y, que creas en una o en otra, va a depender totalmente de ti.

Por ejemplo, la explicación científica que se le ha dado a la aparición de las emociones y sentimientos es que son un proceso cerebral. Para los científicos, un sentimiento es “un constructo interoceptivo que el cerebro emplea para representar los costes y beneficios energéticos globales de cualquier conducta emocional, real o potencial. Se trata de la expresión máxima de una evaluación homeostática”.

Es decir, que, cuando recibimos algún tipo de estímulo exterior, las funciones cognitivas (que están en la corteza superior cerebral) reaccionan, y, en consecuencia, estas funciones envías una respuesta en forma de emociones, que pueden ser más o menos duraderos dependiendo del estímulo y de la importancia que tenga en tu vida. Puede ser lástima, enfado, amor, compasión… y va a depender, en gran medida, de tu percepción hacia ese estímulo.

Sin embargo, personas más espirituales tienen otra percepción totalmente distinta de lo que son los sentimientos y las emociones. Las personas espirituales creen en las reencarnaciones, en la vida más allá de la muerte… y, por supuesto, en el alma. Para estas personas, las emociones son consecuencia de la propia alma sintiente. Es decir, sentimos y padecemos porque somos almas y, como tal, experimentamos y percibimos ciertas cosas a través de la energía que nos rodea que nos hace advertir cierto tipo de emociones a cada situación que se nos presenta.

Es decir, cuando notamos amor, compasión, odio… es porque nuestra alma ha reaccionado ante algo que la ha hecho manifestar ese sentimiento. No lo sentimos porque somos personas biológicas y, gracias a elementos químicos, reaccionamos a estímulos… sentimos porque poseemos un alma que reacciona con emociones a cierto tipo de cosas. Porque el alma es sintiente.

 

Existen personas que no son capaces de distinguir lo que sienten

Y a esto se le llama analfabetos emocionales. Pero, científicamente hablando, se lo conoce como alexitimia, que es la incapacidad de la persona para distinguir qué está sintiendo y, en consecuencia, expresarlo.

La incapacidad para expresar sentimientos puede ocasionarse por cosas muy dispares que, aunque no te lo creas, afecta al correcto desarrollo de la percepción emocional y, por supuesto, a la baja autoestima de la persona.

  • Puede darse, por supuesto, por timidez. Esto se soluciona con un entorno adecuado que anime a esa persona a expresarse: metiéndola en la conversación, interesándote por lo que piensa y siente, animándola a hablar, escuchándola sin interrumpir y con respeto… Esa persona empezará a sentirse cómoda contigo y, cada vez, tendrá menos dificultades en abrirse y en expresar lo que siente.
  • Otro caso bastante común es la incapacidad de expresarse emocionalmente a consecuencia de un maltrato prolongado. Ya sea física, verbal o psicológicamente, las personas que han sido vejadas, humilladas y maltratadas suelen tener serias dificultades para expresarse. Esto sucede por miedo (ya sea a la risa de los demás, a que la insulten o que la menosprecien de nuevo), porque están acostumbradas a que hablar o a decir lo que piensan sea sinónimo de que otra persona va a minusvalorar lo que sienten. Y, por lo tanto, habrán aprendido, a lo largo de los años, a que hablar de sus sentimientos origina algo malo. En consecuencia, no hablan y no se expresan. Esto puede derivar en mutismo selectivo, que es cuando la persona se somete al mutismo en ciertas ocasiones y en entornos parecidos (como cuando se habla de sentimientos, por ejemplo).
  • Falta de autoestima es otro factor bastante común. Ya sea porque esa persona tiene una baja percepción de sí mismo o porque la han enseñado a ser así por circunstancia de su entorno, una persona que tenga baja autoestima va a intentar, por todos los medios, no hacerse de notar. Esto, por supuesto, también incluye en no hablar de lo que siente, por vergüenza y por que los juzguen. Suele ir de la mano con personas tímidas, pero una cosa puede excluir la otra.

 

¿Sabes que la poseía y la escritura es una forma buenísima de ayudar a estas personas a expresar lo que sienten… sin necesidad de que lo hagan en voz alta?

A veces, las personas no tienen por qué hablar lo que sienten. Quizás solo sea suficiente con sacarlo de dentro, coger eso que tienes en el pecho y sacarlo fuera de una forma o de otra. Y existen varios métodos que pueden ayudar a este tipo de personas a expresarse de forma sana.

 

  • Ayúdales a distinguir lo que sienten: terapia emocional

 Ayudarles a distinguir lo que sienten es un paso muy importante para ellos.

A menudo, estas personas ni siquiera saben qué sienten. ¿Se sienten bien? ¿Mal? ¿Están enfadados? ¿Por qué sienten angustia? ¿O miedo? Parece increíble, pero es totalmente cierto.

Por ello, algo que es imprescindible hacer con esas personas es ayudarle, paulatinamente, a saber qué es lo que sienten.

Por ejemplo: juego de tarjetas de colores. Que levanten una tarjeta verde cuando estén experimentando un sentimiento que no les hace daño (felicidad, calma, paz…) u otra roja cuando ese sentimiento les afecte de forma dañina (estrés, angustia, miedo…). Y, poco a poco, ir aumentando la cantidad de sentimientos que puede parecer una persona: integrar el blanco para la paz, el negro para el miedo, el naranja para sentirse en peligro…

La variedad es infinita, pero has de asegurarte de que esa persona es capaz de asimilar la emoción exacta al color que te muestra. Y, poco a poco, será capaz de distinguir qué está sintiendo.

 

  • Una de ellas es, por supuesto, la escritura y la poesía.

Nuestros colegas de Escuela Inspirare apoyan la idea de que hacer que una persona con dificultades escriba poesía o, simplemente, saque todo lo que lleve dentro en el papel ayuda a que esta evolucione emocionalmente y a que este silencio no evolucione. Además, hacen hincapié en que otra posible solución sería hacer que esta persona se comprenda más a sí misma y se tenga paciencia, algo que a las víctimas de maltrato les cuesta muchísimo.

Por ello, si a una persona con estos síntomas le gusta escribir, una solución sería dejarlo expresarse mediante esta vía porque, de esa forma, saca lo que siente… aunque no se lo diga a nadie.

La poesía tiene más alcance de lo que te crees, sobre todo en un mundo cada vez más extendido gracias a las redes sociales. Por ello, es una de las terapias más suaves y efectivas para estas personas.

 

¿Por qué guardarse sentimientos es malo?

Lo primero que has de saber es que guardarte sentimientos y no expresarlos puede llevarnos a la autodestrucción.

Sí, has leído bien: autodestrucción.

Los sentimientos son estados de ánimo o disposición emocional hacia una cosa, un hecho o una persona. Pueden ser buenos o malos y, dependiendo de la intensidad con la que nos embarguen y la pureza que tenga ese sentimiento, puede hacernos sentir bien o, incluso, puede hacernos llegar a enfermar.

Las emociones están ahí por algo. Y, cada vez que sentimos algo, ya sea bueno o malo, nuestro cuerpo experimenta cierto tipo de cambios fisionómicos que debe liberar. Quiero decir, dado que rechazar o disimular las emociones que sentimos en cada situación, esconder aquellas que nos avergüenzan o nos hace sentir vulnerables (como el miedo, la tristeza, la ira…) puede hacernos más daño de lo que pensamos.

¿Quién no ha sentido ese impulso de reventar una pared a puñetazos cuando estamos muy enfadados? ¿Quién no ha sentido alguna vez unas horrorosas ganas de llorar y de que la tierra se los tragase en ese mismo instante? Todo eso produce cambios en nuestro interior que han de salir a flore: aumento de las pulsaciones y de la respiración, agarrotamiento muscular… y, aguantarlo, puede ser mucho peor.

Te explico por qué:

  • Los sentimientos negativos provocan tensión y, aguantarla, puede derivar en migrañas fuertes. Esto es porque las emociones negativas tensan los músculos del cuello, lo que provoca migrañas.
  • El nervio está unido directamente al estómago. ¿Nunca has tenido diarrea cuando estabas muy nervioso? No sacar fuera las emociones deriva en diarrea, úlceras, gases, hinchazón, incluso vómitos.
  • Riesgos de ataques al corazón, debido a la tensión, al estrés y a la ansiedad continuada a la que te sometes cuando no expresas tus emociones de la forma correcta y diaria.
  • En consecuencia, los ataques de ansiedad están garantizados. No hay nada más común en una persona que no se expresa que la ansiedad, porque callarse las cosas nos provoca estrés y tensión constantes.
  • Otras enfermedades que puedes leer en internet.

 

En definitiva, ¡no te guardes nada!

Si tienes que gritar, grita. Si tienes que reír, ríe. Si tienes que llorar, hazlo. Pero hazlo. Porque la alternativa es enfermar… y no hay nada más sano y natural que hablar de cómo algo te hace sentir.

Sé tu mismo, sin miedo a nada,

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